domingo, 27 de abril de 2014

AUSTER Y COETZEE HONORIS CAUSA



Hoy lunes 28 de abril a las 18.00 en el Auditorio Carpa del Campus Miguelete – UNSAM (25 de Mayo y Francia, San Martín) se realiza la ceremonia conjunta de entrega de los diplomas de Dr. Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Martín a los escritores Paul Auster y J. M. Coetzee que participan este año de la 40ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

Para presenciar este acto académico (público y gratuito) que contará con traducción simultánea, es necesario acreditarse desde la página web de la UNSAM. Ingresá en la pestaña "agenda" y hacé click en "acreditarse como público general"




A Paul Auster le gustan los anagramas, los espejos, los personajes que se repiten y confundir al lector hasta marearlo. Sus obras cuentan historias que relatan otras que describen una tercera. En general mezcla autobiografía con ficción, utiliza su propia vida como disparador y abre un juego de cajas chinas que se insertan unas dentro de otras hasta perder la identidad.
Nació en New Jersey, el 3 de febrero de 1947, justo nueve meses después que sus padres, Queenie y Samuel -una pareja judía de clase media -, volvieran de su luna de miel en las Cataratas del Niágara; y fue la única razón por la que su madre aguantó sus ganas de separarse al poco tiempo de casarse.
Auster empezó a leer libros cuando era muy chico gracias a su tío, que tenía una biblioteca enorme. Las historias que encontró allí –de Samuel Beckett, Franz Kafka y Miguel de Cervantes Saavedra- lo marcaron. A los 12 años se animó a escribir, incluso antes de ver por primera vez un partido de béisbol, su otra gran pasión.
Cuando terminó el colegio secundario, estudió literatura francesa, italiana e inglesa en la Universidad de Columbia de Nueva York y después se enlistó en un barco petrolero para viajar y ganar dinero. Se cansó y se fue a París, donde vivió en un departamento demasiado chico. En esa ciudad fue cuidador de una finca y tradujo muchos libros por muy poca plata. Y se volvió a cansar: regresó a Nueva York donde vive desde entonces.

En 1982, con 35 años, publicó sus primeros libros Jugada de presión y La invención de la soledad. A estos dos les siguieron muchos más: novelas, novelas autobiográficas, relatos, poesías y obras de teatro. Algunos de ellos son El país de las últimas cosas, Leviatán, Sunset Park, Diario de invierno y El cuaderno rojo. Además, escribió ocho guiones cinematográficos, dirigió tres películas y actuó de chofer en una.
Auster fue reconocido en nueve oportunidades: las más destacadas ocurrieron en 1992 - lo nombraron Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en Francia- y en 2006, cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Cada vez que escribe, dirige o habla, trata conceptos como el cuerpo, la memoria, la soledad y casualidad con un estilo sencillo, inteligente aunque sinuoso.



En 2003 la Academia Sueca le concedió el Premio Nobel de Literatura “por los incontables disfraces con los que retrata la sorprendente implicación del forastero”. Poco después, en una entrevista exclusiva con David Attwell -autoridad mundial en Coetzee-, el autor sudafricano declaró: "En su concepción, el Premio Nobel de Literatura pertenece a los días en que una escritor podía pensarse como un sabio, alguien sin filiación institucional y en condiciones de ofrecer una palabra autorizada sobre su tiempo. Esta idea ha muerto. Sin duda hoy el escritor se siente muy incómodo en ese papel".

Para muchos de sus lectores, esta afirmación no resulta extraña: como advierten las contratapas más atentas a su biografía y la sobriedad de su estilo, en su literatura la verdad es siempre extranjera. Novelas como En medio de ninguna parte, Esperando a los bárbaros, Desgracia o La infancia de Jesús dan cuenta de esta preocupación esencial por lo que queda afuera -o quizás demasiado adentro-, siempre en tensión con la dimensiones más conflictivas de la condición humana (el amor, el deseo, el miedo, la violencia).

Su amistad con Paul Auster es relativamente nueva: aunque llevaban años leyéndose mutuamente y estaban en contacto desde 2005, no se conocieron en persona hasta 2008, cuando coincidieron en el Adelaide Literary Festival de Australia. Poco después Coetzee propuso al escritor estadounidense iniciar un proyecto común «en el que podamos sacarnos chispas el uno al otro». El diálogo epistolar Aquí y ahora (ANAGRAMA & MONDADORI / 2008-2011) fue el resultado de esa propuesta: una conversación entre dos grandes escritores avenidos en grandes amigos, que debaten sobre la paternidad, la economía mundial, el arte, el deporte, la infancia, el matrimonio y el amor.

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